Buena Esperanza

Enhorabuena, es un niño. Eridani aprieta mi mano con fuerza y se contiene. Ahora debíamos esperar pacientemente once meses de incubadora, eran los últimos plazos que daban desde que, el Consejo Gestor de la Natalidad, había desacelerado la producción. Tuve suerte en conseguir un embrión virtual a última hora, ella nunca lo hubiese aprobado, pero llevábamos tanto tiempo intentándolo. Los códigos nunca eran válidos: ni convivencia, ni patrimonio, ni tan siquiera … “Ha tenido que ser el código Amor” – me susurra con lágrimas en sus ojos mientras me abraza, saltándose todas las normas. Me encanta cuando se pone romántica, no es su código fuente.

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