Entrelazados


Anda, tira para afuera. 

Las risas continuaban al bajar del coche, papá siempre andaba bromeando, mamá que lo conocía hacia de cómplice y yo me prometía no volver a caer en sus bromas pero lo hacía con tanta ternura que no importaba. 

Pasamos el día entre el verdiazul del mar, el sol y un café granizado a la brisa de una terraza con vistas al horizonte, nuestro lugar preferido. 

Sonaba un despertador, abrí los ojos, por un instante las risas se entrelazaron con la realidad al final del sueño y el suspiro de un recuerdo me abrazó. 

Los echaba tanto de menos. 



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