Ropa tendida
Vivir para sufrir, me digo al empezar a fregar el edificio. Comienzo por el rellano de mi casa, el de la portería. Hoy nevará.
Bajo al tercero donde vive Alfredo. Es de mi edad, viudo y se que me observa tras la mirilla. Golpeo con el mocho su puerta para asustarle. Me divierto.
Llego al segundo, donde Maru y su prole. El agua como chocolate.
Bajo al primero. Los novensanos mueven los muelles del colchón, ñic-ñac-ñic-ñac, y mi mocho acelera, ssssshi-sssssha-ssssshi-sssssha.
Faena terminada. Subo a casa.
Alfredo esperándome, sonrojado, con mi sujetador blanco en la mano.
Llego al segundo, donde Maru y su prole. El agua como chocolate.
Bajo al primero. Los novensanos mueven los muelles del colchón, ñic-ñac-ñic-ñac, y mi mocho acelera, ssssshi-sssssha-ssssshi-sssssha.
Faena terminada. Subo a casa.
Alfredo esperándome, sonrojado, con mi sujetador blanco en la mano.
-¿Es?… ¿de usted?
-…Pase, que hace frío.
Tal como la vida misma, al menos para los que vivimos o hemos vivido en una finca
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