Ropa tendida

Vivir para sufrir, me digo al empezar a fregar el edificio. Comienzo por el rellano de mi casa, el de la portería. Hoy nevará. 

Bajo al tercero donde vive Alfredo. Es de mi edad, viudo y se que me observa tras la mirilla. Golpeo con el mocho su puerta para asustarle. Me divierto. 
Llego al segundo, donde Maru y su prole. El agua como chocolate. 
Bajo al primero. Los novensanos mueven los muelles del colchón, ñic-ñac-ñic-ñac, y mi mocho acelera, ssssshi-sssssha-ssssshi-sssssha. 

Faena terminada. Subo a casa. 
Alfredo esperándome, sonrojado, con mi sujetador blanco en la mano. 

-¿Es?… ¿de usted? 
-…Pase, que hace frío.

Fotografía de Tommaso Pecchioli

 

Comentarios

  1. Tal como la vida misma, al menos para los que vivimos o hemos vivido en una finca

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