Albarracín, 1937

Hay que aprender a callar, Virginio. Mira que estamos sin mulas desde el invierno, que ya sé que los nuestros las cogieron, como el grano, las gallinas... pero la tierra no. Y se nos muere. Mira que los hombres ahora van para Levante... ¿No oyes que esos han tomado Teruel y que ya mismo entran en el pueblo? Clava el arado y calla, yo arrastro. ¿Crees que no mataría ahora mismo al patrón con estas manos? ¡Un tiro por cada callo!, ¡otro por cada año que me negó que aprendiera las letras! ¡diez por las noches que entró buscando la niña!... Haz el surco, Virginio.





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