El trigo de otoño

Mañana mismo lo dejo, bajaré del tren en el que viajo 42 años. Soy el último pasajero con raíz analógica. Rodeado de nativos digitales, acostumbrados a la vibración de sus relojes, que ordenan sus vidas, despertar, trabajar, comer, dormir…y lo miden todo. El tren seguirá su viaje, más deprisa.

Mañana es hoy. Bajo sin despedirme, estilo Reolindo: bajó del tren y a Jarafuel. Nadie le volvió a ver.

Ante mi, ondulados campos de trigo por los que camino a través, rozando con las manos las puntas de las espigas. Alcanzo la colina sin mirar atrás. Me paro a contemplar la puesta de sol.




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